jueves, 26 de agosto de 2010

Entre la soledad y el ajetreo del trabajo, pasan días indescriptibles en mi vida.

Pasan días grises, en esos el humor no sobra, las ganas se fueron corriendo, las sonrisas están de permiso y las miradas bajo las sombras de los lentes, en esos días el frío parece mas frío y todo se ve complicado. El simple caminar de la oficina al bus se torna una travesía y sientes como corrientazos que te hacen caminar apresuradamente sin poder apreciar lo que te rodea.

Pasan otros días, que gracias a Dios son mayoría, son días tranquilos, con colores por donde quiera que ves, en esos días las sonrisas no se pueden controlar, las miradas saltan de los lentes y el frío es parte del ambiente, el buen humor vino a celebrar la oportunidad de estar vivos y cuando camino de la oficina al bus puedo hasta ver a otros reírse y tomarse de las manos.

Entre la soledad y los espacios vacíos de mi casa hay momentos en los que no me encuentro y la voz solo suena en eco, hay momentos en los que no veo el reflejo en el espejo y la verdad me provoca salir corriendo porque un ogro así en este cuento no sabemos cuando nos ataca.

Entre la soledad y los pedacitos de mi corazón pasa cualquier cosa, pasan todos esos recuerdos de cuando jugábamos a las muñecas, de cuando pintaba escondida las paredes de la casa de mama, de cuando me robaba las galletas de la abuela, de cuando jugábamos carritos y armábamos la gran ciudad, de cuando se oían a lo lejos los ruidosos ronquidos de papa, de cuando moldeaba en arcilla montones de ilusiones, de cuando pensaba que el amor de mi vida era un cantante del momento y que estaba segurisima de que me casaría con el, de cuando lo peor que me podía pasar era un castigo de mi mama, de cuando las pesadillas eran de moustros hechos de la ropa del closet, de cuando montaba bicicleta por horas o jugábamos todos a kikinball, de mi primer besito con el novio del colegio, de mis días de rebelde sin causa en el colegio, de los pantalones y los sweters de mi papa que usaba para ir a clases porque la moda era que todo te quedara gigante, montones de recuerdos que salpican mi memoria de vez en mes de nostalgia.

Entre tantas lineas y letras me despido de ti para que tengas mas que leer la próxima vez.

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