Hoy, al leer tu mano convertida en palabra, en pedacitos de alma, en sonrisa dormida, me pregunto de dónde vienes tu. Cuál es tu origen? De qué parte del cosmos has germinado? Y me pregunto eso porque tu color se me hace un tanto diferente, porque eso de pintar murales de puertos imposibles no se le da a cualquiera.
No todo el mundo habla de su balcón mientras se traga el humo rojo de un Astor, ni mucho menos se atreve a negarle a Caracas la existencia.
En fin, he decidido que aunque puede que seas tu el que no exista me voy a dedicar a celebrarte. Si, se me antoja celebrar tu poesía, las noches que te piensas en el mar, las palabras inmensas de poetas suicidas, la inmensidad, las bicicletas desempolvadas que recorren Caracas, la alegría, el asado negro de tu señora madre.
Te celebro a ti, todo, por completo, con tus miradas en cuarto creciente, tus angustias y tus sueños, con tu risa apocalíptica, con tu universo invisible, con tu infinidad y tus cantos.
Y si de verdad eres tu el que no existe, no dudaria ni un segundo en inventarte. Aunque no te apetezca hacerte realidad tendría que hacerlo porque me he acostumbrado a leerte la voz y las sonrisas.
Y ahora mismo (inexistente o no) hay tres cosas que deseo hacerte llegar: un abrazo tejido a mano (especialmente hecho a tu medida), un beso color turquesa (esto, por puro capricho cromático), y un gracias con eco (del tamaño que lo quieras).
Por cierto vayan para ti mis más sinceras disculpas por no haber respondido antes a tu misiva generosa, pero me temo que no me encontraba, y esto no es filosófico sino literal. No estaba en casa. Así que es ahora cuando tengo el tiempo de leerte y, como siempre, sonreír. Si te manifiestas nuevamente sabré que no eras un sueño.
y este....este es para compartir un Cafe nocturno, con horas extras de trabajo!
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